LA FABRICACIÓN DEL
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Darro y la recuperación de la modernidad #Darro

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Durante la década de los cincuenta se empezaron a producir en España unos tímidos intentos de recuperar el tren de la arquitectura moderna, anatemizada durante los primeros años de la posguerra. En la V Asamblea Nacional de Arquitectos celebrada en 1949, a la que asistieron arquitectos como José Antonio Coderch o Miguel Fisac junto a invitados internacionales como Alberto Sartoris y Gio Ponti, ya se habló de la necesidad de encontrar una dirección válida para la arquitectura contemporánea alejada de pastiches e historicismos. Para ello se buscan referencias más aceptables que la arquitectura heroica de las vanguardias, acusada por el régimen de “materialismo e inhumanidad”, en la arquitectura italiana de la época y en la revisión de la modernidad realizada por el empirismo escandinavo.

A pesar de la precaria situación de la industria de la época, también algunas empresas se lanzarían a la aventura de la producción y comercialización de mobiliario moderno, como H Muebles, Rolaco o Darro. Fundada por Paco Muñoz en 1959, Darro creó un mobiliario destinado a una clase media culta con ganas de modernidad y de abandonar los estilos tradicionales. La empresa produjo piezas diseñadas por arquitectos como Carlos Picardo, director artístico de Darro, Miguel Fisac o Javier Carvajal o por el Equipo 57, en el que artistas plásticos como José Duarte o Agustín Ibarrola trabajaban junto a arquitectos como Juan Cuenca.

Darro fue una empresa pionera que intentó poner al día el mobiliario en el Madrid de finales de los 50. Pedro Feduchi, comisario de la exposición Darro. Diseño y Arte (1959-1979

Las piezas producidas por Darro se alejan de la estética de la máquina propia de la Bauhaus para combinar materiales vinculados a la tradición usados desde un punto de vista contemporáneo con propuestas más experimentales. Así, la silla Riaza, diseñada por Paco Muñoz, aunque utilice madera de nogal y cuero y se inspire remotamente en los sillones renacentistas castellanos, supone un revulsivo por su elementalidad y ausencia de decoración. También Miguel Fisac diseñó su silla Toro para Darro usando madera y cuero siguiendo la estela de autores escandinavos como Finn Juhl. Con el tiempo Darro también comercializó en España mobiliario de empresas capitales en la historia del diseño, como Arflex, Herman Miller, Cassina o Artemide.