LA FABRICACIÓN DEL
INTERIOR
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Las casas de la Bauhaus #Bauhaus

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El último fin de toda actividad plástica es la arquitectura. (…) Arquitectos, pintores y escultores deben volver a conocer y concebir la naturaleza compuesta de la edificación en su totalidad y en sus partes. Walter Gropius, programa de la Staatliches Bauhaus, Weimar 1919

Aunque la arquitectura se consideraba el objetivo definitivo de la fusión de las artes y las artesanías que predicaba la Bauhaus en su manifiesto, lo cierto es que la escuela tardó años en tener una sección de arquitectura.

El primer resultado real de la Bauhaus en el campo de la arquitectura, la casa Sommerfeld, partiría en 1920 de un encargo de Walter Gropius y Adolf Meyer para el que recabaron la participación de todos los talleres de la Bauhaus, demostrando así que era posible la colaboración entre todos los oficios para conseguir una Gesamtkunstwerk u obra de arte total. A pesar del éxito que supuso para la escuela la realización del proyecto, también evidenció su total desconexión respecto a las nuevas tecnologías de la construcción.

Esto cambiaría a partir de 1923, cuando la escuela tomó partido por la industrialización con la exposición “Unidad entre Arte y técnica”. Para ella, se construyó una casa-modelo, la Haus am Horn. Concebida como una Wohnmaschine o máquina para vivir, los materiales, las técnicas constructivas y el equipamiento interior pretendían reflejar lo más avanzado de la técnica de su tiempo.

Pero la imagen definitiva de la vivienda de la Bauhaus, a base de volúmenes puros y blancos, con grandes ventanales y voladizos, nacería con el traslado de la escuela a Dessau en 1926. Además del edificio de la escuela, Gropius también construyó las viviendas de los maestros, un conjunto de tres viviendas pareadas con taller y una casa individual, situado en un pinar cercano a la escuela. En estas casas vivirían Paul Klee, Wassily Kandinsky, Georg Muche, Oskar Schlemmer, Lionel Feininger, László Moholy-Nagy, y el mismo Gropius. Los interiores, de generosas dimensiones, serían equipados con muebles producidos en los talleres de la Bauhaus, como el sillón Wassily de Marcel Breuer.